Hoy, por ser domingo, nos regalamos unos minutitos más dentro de nuestras mosquiteras.
Después de pasar ayer el día entre telas, no podemos evitar fijarnos en los coloridos trajes de los que acuden a la Eucaristía, donde de nuevo hay comuniones. Está claro que no nos perdemos una fiesta.
Al regresar de la catedral, descubrimos a Dani y a la Hermana Lucrecia preparando coco con un dominio del machete que ni os imagináis. Muy buen aperitivo antes de seguir con nuestro día (sin contar que ya nos habíamos zampado los plátanos, los cacahuetes… nos gusta todo)
Nuestra misión de hoy: descubrir el sol de Guinea Ecuatorial y ¿dónde mejor que en la playa de Bata?
Tras unos minutos de coche aparecemos en la Ferme, un bonito restaurante en primera linea de playa, ¡¡¡y con piscina!!!, para contentar a los que nos quedamos con los dientes largos en en hotel de Oyala.
Como ya imagináis, no ha sido el sol quien nos ha recibido al llegar, sino nuestros amigos los animales. Allí nos hemos encontrado con varios monos, un par de lagartos, dos Bambis y hasta los prehistóricos cocodrilos que asustaban más bien poco. Mientras algunos se recreaban con los animales, otros echábamos carreras por ser los primeros en probar el agua del mar, que, por cierto, estaba a una temperatura ideal.
Nos dio tiempo a un baño y un paseo corto disfrutando de la brisa del mar antes de empezar la comida. Como no podía ser de otra manera: paella en domingo al estilo español, y es que el dueño del chiringuito, Alfonso, es un español que lleva muchísimos años en Guinea. Acompañando el arroz unos deliciosos pinchos de carne y un pescado excelente, y por fin… encontramos la famosa cerveza 33!
Y, siguiendo con las tradiciones españolas, alguno que otro ha aprovechado para echarse una siestecita en las tumbonas de la piscina.
Nos ha dado tiempo a todo: a reír, a hacer mil fotos, a compartir conversaciones paseando por la playa… y a llevarnos el gran regalo: ¡¡¡VER BRILLAR EL SOL EN CIELO!!! Han sido pocos minutos pero no hemos querido parpadear ni un instante.
Ya de regreso hacia la casa, continuábamos disfrutando del sol por la ventana hasta que decidimos para el coche para poder terminar el camino andando y apurar los últimos minutos de puesta de sol.
Un bonito día compartido que ha terminado con la oración del grupo recordando qué nos hizo venir a este proyecto y qué queremos llevarnos.