Segundo día de clases que comienza con la misa diaria, hoy algo más larga de lo normal.
En el desayuno caras cansadas pero los buñuelos nos alegran. A algunos más que a otros, especialmente si son con azúcar.
Tras una contundente ingesta, una emotiva sorpresa: ¡La visita de Conchita! Una joven que becaron los padres de Ana Rosa durante todos sus estudios y ha venido a conocerla, darle las gracias y un abrazo.
Llegada la hora de las clases, bajamos al patio para comenzar. Los niños nos reciben con los brazos abiertos y se lanzan a nosotros. Uno de los pequeños de clase de Aida llega con un zapato sin suela, así que comenzamos a repartir las donaciones recibidas de “La Casita de Sonia”, en Ponferrada.
Tras dos turnos de clases, les repartimos buñuelos para almorzar y recargar pilas.
Más tarde comienzan los talleres: danza, deportes, manualidades, canto y actividades culturales. Siempre los esperan con ganas.
Tras una hora llena de calor y paciencia, toca despedirse hasta mañana.
Hora de comer y de la siesta. A Pablo le toca ir un día más en busca de su maleta, pero sigue sin llegar. Unos cruasanes y unos panes recién hechos amortizan su viaje. Mientras tanto, algunas de las novicias aprovechan para hacerle trenzas a Aída.
El resto, una vez recargadas las pilas bajamos a pintar el patio y las ‘líneas’ del campo de baloncesto para que todo esté a punto.
Llega la hora de las vísperas, y después la cena, con sorpresa incluida, en forma de pañuelos que nos han regalado. Esto sirve de preámbulo para una noche llena de juegos en comunidad. Parchís, rummy… En el parchís, Ana Rosa y “Ensi” siguen intratables contra Arturo y Fernando, pero aún hay tiempo de darle la vuelta.