Seis y media de la mañana, suena el despertador….¡no nos lo podemos creer! ¡Qué sueño tenemos!
Después de una larga e intensa pelea con las sábanas conseguimos levantarnos de la cama y poner en marcha nuestro día con la misa matutina. Al llegar a la iglesia nos damos cuenta que hay mas gente que ningún otro día y, por lo tanto, algo diferente iba a pasar…. ¡claro!¡La Virgen del Carmen!
Hasta las ocho y veinte no comenzamos a desayunar con mucha prisa porque a las nueve menos cuarto, como cada día, tenemos que estar formando en la puerta del colegio con nuestros alumnos.
Al finalizar las clases hemos preparado bolsas de comida para que algunos de nosotros llevara a las casas más pobres del barrio Tomasi; mientras el resto fuimos al instituto para comenzar la pintura del patio.
Al volver a la casa, como cada día, hicimos la oración, la cual ha sido muy especial por ser el santo de nuestra fundadora.
Para acabar el día, mientras cenábamos, la hermana Patricia nos ha contado su experiencia de vida y su vocación….¡un grandísimo regalo para todos!
