Hoy tuvimos una mañanita digna del norte de España, con llovizna y fresquito. Tras la misa de las 7, dimos comienzo a la segunda semana de clase. En primaria empezó la liga de fútbol, donde equipos formados por niños y niñas de distintos cursos pelearán para jugar con los profes en la gran final. En secundaria las clases continúan con «normalidad», una normalidad que en España sería algo excepcional. Solo tienen un boli y un cuaderno para todas las asignaturas, pero unas ganas de aprender y un interés que nos ponen los pelos de punta.
Al llegar a casa las hermanas nos dieron una mala noticia: no hay agua en casa y no sabemos cuando volverá.¿Cómo vamos a fregar los platos? ¿Cómo nos vamos a duchar?¿Y a lavar los dientes? Cuando sepamos la respuesta os lo diremos…
Por la tarde, algunos se han dedicado a instalar el juego matemático de pipo en los ordenadores del colegio. Solo diremos una cosa: Pipo – 1 voluntarios – 0. Otros han machacado bambucha, y el resto nos hemos ido de recados por el pueblo.
Al finalizar el día nos reunimos todos en el jardín con nuestros vecinos más jóvenes a jugar un rato, y rezando las vísperas terminamos el día.
