La crisis sanitaria en la que estamos inmersos, la situación económica y los efectos del confinamiento están afectando de manera especial al programa de becas de la Fundación. Este año está siendo especialmente problemático tanto para los donantes, ya que muchos de ellos no pueden dar más dinero del que aportaban, como para los niños, que tienen en este proyecto su única vía para cumplir su sueño de estudiar. Ahora mismo en la mayoría de esos lugares no han empezado el curso y aún hay muchas dudas de que esas clases puedan ser presenciales. En ese caso los niños tendrían que estudiar en sus casas, en las que no tienen teléfono ni internet.
El objetivo fundamental de nuestro programa ha sido y es la colaboración. Por eso ahora más que nunca hacemos un llamamiento para que aquellos menos afectados por la crisis puedan seguir contribuyendo en la medida de lo posible y colaborar así a mantener viva la llama de la esperanza en esos cerca de 1.500 niños y jóvenes becados en nuestros colegios de Ásia, África y América.