Comienza una nueva semana con un sabor un pelín agridulce para los voluntarios. Hoy de marchaba Madre Luna de vuelta a España; a las seis de la mañana estábamos todos para despedirnos de ella. Echaremos de menos la historias de todas sus vivencias y sus inesperados chistes a cualquier hora del día.
Después de la despedida, para empezar el día con buen pie acudimos a misa, donde con gran ilusión vimos a uno de nuestros alumnos, Carlos, como monaguillo.
Parece ser que el grupo tres (Julia, Lucía y Daniel) se despertaba más contento de lo normal, y es que habían dejado atrás su intensa labor de fregar los platos después de cada comida y pasaban a una tarea más suave, poner y quitar la mesa. Una pena que ahora fuera el grupo de Almudena y Magdalena las que tenían que cargar ese peso… Mientras tanto Enci y Andrea se encargaban de poner las lavadoras y la oración de la tarde. Hoy el tema ha sido relacionar el evangelio del día con el sueño que el Señor tiene enviándonos a todos nosotros a este voluntariado.
Comienzan las clases sin la madre superiora y la responsable del grupo, que la acompañó a Bata y aprovechó a hacer compras. Teníamos que organizar los voluntarios solos a todos los niños. Además debe ser que los alumnos no se cansaron mucho durante el fin de semana y vinieron con ganas de hablar, como dicen ellos, han sido un poco abusadores hoy. Sin embargo, el grupo de profesores nos hemos hecho con ellos y han podido dar sus clases.
La comida hoy tenía plato sorpresa, carne de bosque nos han dicho Martina y Patrícia que era. Las únicas que han sido lo suficientemente valientes para probarla han sido Andrea y la propia Martina. Se rumoreaba en la cena que podría ser ratas salvaje o puercoespin, intentaremos descubrirlo esta semana. También teníamos comida típica de Africa, pondu, que estaba buenísima.
A la tarde, hoy tocaba el poblado de la semana pasada. A nuestra llegada ya desde el coche escuchábamos a los niños cantar las canciones que les enseñamos. Hoy tenían examen a ver si se las habían aprendido y, desde luego, todos sorprendidos les hemos dado un pedazo de 10, porque se las sabían perfectamente. Después de hacer algunas prácticas de mates y lengua hemos estado jugando con ellos fuera del aula. La pobre Enci no ha podido participar en la visita al poblado de hoy. Eso si, al llegar a casa teníamos a una nueva voluntaria.. se había llenado el pelo de trenzas.
Para finalizar el día una rica cena con plato español, tortilla de patata. ¡Qué bien cocinan Martina y Patricia! Vamos a volver, a parte de con grandes anécdotas que contar, con unos kilitos de más.