Comenzamos el día yendo a misa para dar gracias por lo tremendamente afortunados que somos y muchas veces no nos damos cuenta. Media hora antes del comienzo de la jornada ya se pueden escuchar las voces de los niños en el patio, que están esperándonos con los brazos bien abiertos para llenarnos de abrazos cuando salimos a recibirlos. Con un simple buenos días ya están sonriendo.
Hoy, los más pequeños han disfrutado de una sesión de cine y juegos de mesa, mientras que los mayores, empiezan a comprender que estamos aquí con una vocación de servicio, de ayudarles lo mejor que podamos. Pero lo que no saben es que nosotros recibimos de ellos mucho más de lo que damos.
A la hora de comer Anastasia, una mamá que viene a ayudar a la casa mientras que estamos aquí, nos recibe emocionada con un plato típico de celebración de Guinea Ecuatorial, llamado anita blanca, mientras nos lo presenta nos cuenta que se levantó a las 4:30 de la madrugada para prepararlo y que lo comiéramos recién hecho. Nos ha dado una lección de lo que es entregarse por los demás.
Por la tarde volvimos a Mbe Bosque y estuvimos trabajando con los niños y adolescentes. Nos ha emocionado la mirada de ilusión con la que nos reciben, y las ganas que ponen en aprender.
En las personas con las que vamos conviviendo, como Anastasia, nuestros alumnos, o las familias de Mbe, vemos el rostro de Dios, que nos dice… Entregaros!!