Ha pasado una semana desde que llegamos a República Dominicana, aunque parece que llevemos aquí mucho más tiempo. Ya estamos prácticamente adaptados a nuestra nueva rutina, al clima, a las costumbres locales y sus expresiones e, incluso, a esa música que flota constantemente en el ambiente y que invita a los pies a no pararse.
Este fin de semana ha roto con esa rutina, visitando la Comunidad Concepcionista de Sabana de la Mar. Nos hemos levantado algo más tarde de lo habitual, para ir directamente a la parroquia a compartir y formar parte de la eucaristía dominical con los habitantes de este municipio.
Durante el desayuno hemos compartido un tiempo muy agradable e instructivo con Madre Cristina, destinada en Venezuela, natural de Sabana de la Mar y que estaba por un breve periodo de tiempo en la isla. Nos ha contado de primera mano la situación tan grave y comprometida que vive Venezuela y sufre, en primera persona, su pueblo. Si quieres colaborar con esta comunidad, aquí puedes encontrar más información.
A continuación, hemos visitado la Iglesita Elupina Cordero y la Escuela Elupina Cordero, ambas situadas adyacentes a la casa de la Comunidad y sobre los terrenos donde la Señorita Elupina Cordero realizó su labor.
La siguiente parada, acompañados por Madre María Cristina, ha sido el Liceo Virginia Pou. Aquí, nuestra excepcional guía, conocedora de primera mano de los entresijos del sistema educativo, además de enseñarnos las instalaciones, nos ha resumido el proceso de cambio en el que se encuentra sumido el sistema educativo y algunos de los problemas que ello acarrea.
Finalmente, visitamos la Escuela La Inmaculada. Nuevamente, nos hace un breve resumen del estado de la escuela y de los cambios que tienen proyectados, esta vez, en cuanto a las instalaciones se refiere. Todo con el objetivo de mejorar la educación de los estudiantes del centro.
Para concluir la mañana, todos juntos en la casa de la Comunidad, saboreamos una deliciosa dorada en salsa de coco, muy típica de esta zona, entre otros platos típicos y las tan solicitadas frutas tropicales, que no nos cansamos de tomar.
Para bajar la comida, ¿qué mejor que un poco de ejercicio? Nos informan de que la última guagua con destino a Consuelo, y con aire acondicionado, sale en 10 minutos… Preparamos las mochilas y nos despedimos de nuestras anfitrionas.
Ponemos rumbo a Consuelo, pero como no podía ser de otra forma, el conductor quiere aprovechar el viaje (destino final, Santo Domingo), y como aún hay hueco, se siguen subiendo pasajeros y sus abultados equipajes. Música caribeña por los altavoces, todos muy juntos y empapándonos de la cultura local.
Finalmente llegamos a casa, donde Madre Dolores nos recibe con los brazos abiertos y una sonrisa en la cara. El resto de la tarde la aprovechamos para preparar la próxima semana.
El día termina en comunidad, todos juntos compartiendo experiencias y partidas de damas chinas, que se ha puesto muy de moda estos días.
Aunque ha sido un fin de semana muy agradable y entretenido, con bastante frecuencia salían en conversación los nombres de nuestros alumnos de la Escuela Antonio Paredes Mena de Consuelo y el Batey La Plaza. Mañana nos reencontraremos con esas sonrisas y miradas que nos cautivan, llenas de inocencia, ganas de vivir y exprimir el tiempo para sacarle el máximo jugo posible.
No podíamos cerrar este fin de semana sin agradecer a las Madres Mª Cristina, Augusta, Minerva y Josefina su cálida acogida, hospitalidad y disponibilidad. ¡Muchas gracias!