La mañana del día de hoy ha transcurrido con bastante normalidad… Ya llevamos ritmo de crucero y parece que nos hemos adaptado, tanto alumnos como voluntarios, al curso de verano.
Después de comer hemos vuelto a ir a Mbe Bosque, donde siempre nos reciben con mucha alegría, tanto por parte de los niños como de los mayores. Hoy hemos jugado al fútbol, hemos bailado, cantado, hemos repartido gafas entre los mayores del lugar… Y para los adolescentes hemos estado repasando un poco de matemáticas.
Es siempre impactante dar clase a alguna chica de 15 o 16 años, con sus hijos en brazos, o dándoles el pecho mientras repasábamos. Esta es la realidad de este país, donde la educación debe jugar un papel fundamental, de concienciar, de acompañar, de escuchar a tantos jóvenes que no ven el sentido a estudiar ante la falta de oportunidades.
Entendemos que la realidad aquí es otra, que hay situaciones muy complejas que justifican la frustración, la desmotivación… Por eso hoy pedimos a Dios por todos estos alumnos, ya sea en Evinayong o en Mbe… para que no dejen de luchar por un futuro mejor, por una educación en valores, que brinde oportunidades a aquellos que se esfuerzan a pesar de la adversidad, y que tantos jóvenes sean capaces de entender que hay tiempo para todo y que su juventud debe dedicarse a formarse como personas.
No queremos dejar de enfatizar la gratitud de Mbe con nosotros, dándonos cañas de azúcar, cacahuetes, piñas… como muestra de agradecimiento por la labor que hacemos allí, y resulta muy gratificante el ver a todo un pueblo sonreír, olvidarse por unos instantes de la dureza de una vida en medio de la selva. Damos gracias a Dios por un día más que estamos aquí, aprendiendo de los humildes de corazón.
