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La sonrisa ante la adversidad

26 de julio de 2024

Hoy empezaba el día con la fiesta de Santiago Apóstol, pero aquí nos tocaba dar clase, y resolver las dudas de los alumnos antes de los exámenes… Ya se examinan la semana que viene y los nervios empiezan a florecer.

Por la tarde hemos ido a la visita de gente que se encuentra sola o con alguna enfermedad, llevándoles alimentos, medicina y mucha alegría y esperanza.

Hemos ido a seis casas, pero a dos de ellas no habíamos ido todavía y hoy aprovechamos el blog para contaros su historia.

El primero de ellos es Leandro, un hombre que apenas puede moverse de su cama. Cuando hemos llegado, su hijo cocinaba con el fuego dentro de la «casa», casi no podíamos abrir los ojos por el humo, pero hemos estado un rato conversando con él, haciéndole compañía. Nos contaba que le operaron de la cadera y que desde entonces casi no puede andar, además le había empezado a doler la mano y sentía mucha desazón. Su hijo nos contaba las dificultades para conseguir alimentos. A pesar de ello, Leandro sonreía, estaba alegre de que fuéramos a visitarle.

La segunda historia es la de Dorotea. El domingo pasado a la salida de misa vimos salir a una mujer andando apoyándose en sus manos y en sus rodillas, con la parte inferior de las rodillas inmóvil, y entre la multitud de la gente no conseguimos hablar con ella, pero hoy la hemos encontrado y hemos podido conocer su historia y hablar con ella. Lleva así desde su infancia y nos contaba que no se movía mucho. Se pasa todo el día en frente de su casa, vendiendo cebollas y tomates, y los domingos a misa… Era impactante ver sus rodillas completamente desgastadas de utilizarlas para andar, pero ella sonreía, y eso es algo de admirar…

Es imposible no emocionarse ante la dureza de sus vidas, pero al mismo tiempo no dejaban de sonreír y de dar gracias. Que lección de vida, de fortaleza y de actitud ante la vida. La sonrisa como la mejor de las medicinas. Muchas veces no somos conscientes del impacto que tenemos en las personas de aqui, pero hoy hemos hecho felices a unas cuantas, y aunque sea por un breve momento, daba la sensación de que no les dolía nada y eso es algo que nos llevamos en el corazón. Como decía el Evangelio de hoy… «El que quiera ser grande entre vosotros que sea vuestro servidor», «El Hijo del hombre no vino a ser servido sino a servir» y hoy podemos sentirnos servidores de un pueblo que sufre la soledad, la enfermedad, el hambre o la pobreza mas extrema, pero también de un pueblo fuerte y alegre que se encomienda a Dios.

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