El tiempo pasa rápido pero los días son tan intensos que me cuesta pensar que solo llevamos una semana.
Durante el desayuno compartimos las actividades que vamos a realizar en las clases e ideas para el nuevo día.
Ya se nota que tenemos más experiencia y conocemos mejor el funcionamiento del colegio, cada uno sabe dónde ir, el nombre de los profesores y qué hacer. Pero aún tenemos que mejorar y entender mejor nuestro propósito.
Para terminar la jornada escolar hemos disfrutado todos juntos cantando la canción «La roja baila» para celebrar el triunfo de la selección española, a la que también ellos apoyaban. Nos lo hemos pasado genial.
Pero lo mejor nos esperaba por la tarde. Después de descansar un rato hemos ido a acompañar a los niños de un segundo orfanato, para lo que hemos tenido que volver a usar el moto-taxi que tan útil resulta.También han venido las religiosas de la comunidad y creo que compartir esta experiencia ha sido bueno para todos pues la hemos disfrutado mucho y quedará para siempre en nuestros corazones.
La acogida ha sido increíble. Íbamos tímidamente sin saber muy bien cómo plantear la visita pero todo ha sido muy fácil. La oración que ha hecho el primer niño que entró en el orfanato, joven ya de 24 años, ha sido espontánea y llena de belleza y amor, Jesús no podía estar más presente. Y después de jugar con pegatinas y globos el encuentro se ha convertido en una fiesta llena de bailes, risas y canciones. Por supuesto, volveremos.
Al llegar a casa nos esperaba otra sorpresa, las hermanas de la comunidad nos han regalado un paño africano a cada una de nosotras que nos ha sido entregado al son de la música y al ritmo de una danza africana.
No encuentro palabras para expresar tanto agradecimiento como el que siento por todas estas cosas.
GRACIAS SEÑOR