Comenzamos el viernes con la rutina habitual: una misa diferente a la que solemos estar acostumbradas, pero que, con los cantos, ritmo y la unión de todos, la hace única e inigualable. Llegamos a casa deseando disfrutar del rico desayuno y cogemos fuerzas para el gran día que nos espera.
Tras la llegada de todos los pequeños al cole, empieza uno de los mejores momentos de la mañana: la animación realizada por Evaristo y la profesora Susan, que nos fusiona a todos en alegría, rezos y entusiasmo por empezar un nuevo día.
La programación para hoy eran deportes y juegos populares. Cada curso participaba en todas las pruebas pero el fútbol y baloncesto triunfaron entre la multitud, lo que provocó gestos de compañerismo y cooperación entre cada equipo.
La tarde la hemos dedicado a pintar y reparar los toboganes, columpios y balancines. También recibimos con alegría a la hermana Bertha, que nos hará compañía el resto de los días.
Entre risas, complicidad y unas ricas rosquillas, despedimos el día con la cena y una pequeña reflexión acerca de cómo Jesús está presente en la sonrisa de cada niño.