Amanece un nuevo día en Evinayong, como siempre buen clima, pero cielo encapotado. A medida que pasan los días se va notando el cansancio, pero nada, y mucho menos algo tan insignificante como el sueño, nos va a quitar la energía y las ganas de sonreír y vivir nuestro día como una vivencia nueva, algo especial…porque aquí siempre hay algo que nos sorprende y, al igual que nuestros niños, nos llena de ilusión.
La mañana transcurre su curso habitual en todas las aulas mientras Ana Rosa y algunos de nosotros, en nuestros pequeños ratos libres, vamos avanzando con la pintura del patio y una pancarta.
Al acabar las clases, antes de comer, hemos ido a dar la comunión a algunas familias. Y después, rápidamente, a descansar para recargar energías, las cuales, sin duda se han gastado en Mitemeleete, el poblado al que hemos ido esta tarde. Hoy le ha tocado a Magdalena el turno de trenzas y se ha quedado en casa, en las manos de Delicias.
Al regresar a casa, y después de la profunda oración preparada por Ana Rosa, acabamos el día con la rica cena de Martina y Patricia, seguida del final de la película “Little Boy”. Así, tranquilos y con muchas ganas e ilusión de seguir adelante, acabamos nuestro día.