Será la última entrada de este proyecto. Escribimos estas líneas desde el aeropuerto de Malabo y nos alegra deciros que, de momento, todo nos está yendo de maravilla.
Hoy el día amanecía temprano: eucaristía en la catedral de Bata a las 7am, y, a continuación, regresamos a casa con paso ligero ya que teníamos varias citas al llegar. A las 8 vino el hombre con el cambio de dinero y a las 9 vino Cristóbal, el hombre al que le encargamos varios llaveros y figuras de carei. Tras recoger nuestros pedidos, pusimos rumbo al mercado para las últimas compras. Ya tenemos todo preparado para nuestras familias y amigos: telas, ropas, frutas… ¡vamos cargadísimos! Pero eso no es lo más importante: de lo que más cargados vamos es de sonrisas, de abrazos, de paisajes, de recuerdos, de personas que han tocado nuestro corazón y se han quedado con parte de él.
Comimos a la 13h para salir pronto hacia el aeropuerto. Nos acompañaron las hermanas Patricia, Martina y Lucrecia y Auxi. El profesor Benjamín tampoco se lo quiso perder (tenía que conducir una de las camionetas para llevar a las hermanas de regreso a Evinayong).
Una vez que llegamos, os podéis imaginar la situación. ¡Qué pena tan grande decir adiós a Patricia y a Martina! Nos han cuidado como nuestras madres, siempre con una buena palabra y haciéndonos enternecer con sus detalles. Echaremos de menos sus expresiones, la mahonesa de Martina, sus comidas, canciones, bendiciones en Lingala…
Nuestro vuelo salía a las 17:15; pues eran las 16h cuando estábamos todos esperando en la puerta de embarque ya medio dormidos y… ¡sorpresa! Llaman a los pasajeros del vuelo de Cronos (nuestro vuelo), así que adelantan nuestro vuelo una hora. Media hora en el aire y ya estábamos aterrizando en Malabo. La recogida de maletas fue rapidísima; nada más entrar ya las teníamos listas. Superados los controles, salimos y aquí estaba la hermana Tomasa, terciaria capuchina de Evinayong, que volará con nosotros a España. Ella ya lleva desde por la mañana esperando aquí.
Después de una larga espera, cogimos el avión sin problema. No nos podíamos creer lo bien que nos estaba saliendo todo en este viaje. Antes de despegar la mayoría de nosotros ya dormíamos. Y así, llegamos a España. Allí nos esperaban religiosas y familia con los brazos abiertos y una gran alegría por recibirnos.
No queremos despedirnos sin agradecer a la ONG SIEMPRE ADELANTE la oportunidad que nos brinda de poder participar en los proyectos de verano y acercarnos a la misión Concepcionista repartida ya por 4 continentes. Ha sido una bendición poder acercarnos a estos niños y a sus familias y descubrir que sí es cierto que SUEÑAN CON UN FUTURO MEJOR, y, entre todos, podemos conseguirlo mediante las becas escolares que oferta la Fundación. No os imagináis la alegría con la que llegan los niños al cole cada mañana y sus caras y las de sus familiares cuando saben que tienen la oportunidad de estudiar y prepararse para poder conseguir un trabajo en un futuro. Sus padres, en muchos casos sin trabajo ni recursos económicos, no pueden hacer frente a los gastos de la educación de sus hijos. Por ello es importante que todos -nosotros y vosotros que estáis leyendo esto- aportemos nuestro granito de arena para brindarles un FUTURO MEJOR.
¡AKIBA, EVINAYONG!¡SEGURO QUE NOS VOLVEREMOS A VER!