Hoy comienzan las vacaciones de M. Luna y Sandra, la voluntaria que ha estado todo este curso en Evinayong. Desde antes del desayuno el patio del colegio ya estaba lleno de alumnos, que esperaban pacientes para despedirse y desearles un buen viaje. ¡Cuánto cariño y agradecimiento muestran hacia ellas por la labor que realizan cada día en el colegio!
Tras las clases, hoy hemos vuelto al poblado de Mbe acompañados del párroco Jacinto y dos antiguos alumnos del colegio. Además del momento de oración, los juegos con los niños y las clases de repaso con los chicos y chicas de secundaria, hoy les llevábamos pares de zapatos y gafas graduadas, como parte de unas donaciones realizadas en España. A pesar de que no todos hayan conseguido unos zapatos de su medida o unas gafas adaptadas a sus necesidades, los niños rebosaban alegría por la posibilidad de tener unos zapatos nuevos y los más mayores nos mostraban su emoción al poder ver mejor. Pero lo que no nos esperábamos es que al final de la tarde, nos ha reunido el catequista del pueblo y en agradecimiento por nuestras visitas durante este mes nos han hecho entrega de un montón de presentes que habían recogido para nosotros: maíz, cacahuetes, piñas, cañas de azúcar, plátanos y papaya, todo de sus propias cosechas.
Una vez más, la gente que encontramos en nuestro camino nos ha demostrado la importancia que tiene dar aquello de lo que no tenemos en lugar de lo que nos sobra; su generosidad sin límites y hospitalidad nos conmueve.
Ya de vuelta en Evinayong no sólo hemos podido probar esos alimentos tan deliciosos sino que también hemos tenido la oportunidad de reflexionar sobre el día de hoy en nuestro momento de oración.