Comenzamos el día con la oración de la mañana, en la que recordamos la historia de Santa Ana y su papel fundamental en la vida de la virgen María. También recordamos a nuestros abuelos, ya que San Joaquín y Santa Ana fueron los abuelos de Jesús.
Como con motivo de las patronales no hay clase, a las nueve de la mañana el tío Julito viene a buscarnos para salir a repartir ropa en los barrios con mayor necesidad de Consuelo. Nos centramos sobre todo en los estudiantes de la escuela y conocemos su entorno, sus hogares y a sus familias.
A las doce volvemos a casa a comer con Madre Dolores y Madre Dominga. Después, descansamos, preparamos la cena de esta noche y vamos al Zaglul. Allí, recogemos cuadernos, mochilas y todo el material escolar necesario para preparar las mochilas para los estudiantes becados.
Nada más volver, salimos rápido para ir a misa. Debido a las patronales, el obispo dará la misa, así que acude un montón de gente. En las parroquias, tiene la costumbre de que cada día de fiestas se celebra la misa vestidos de un color, y ese día toca el blanco. Como el obispo llega tarde, estamos una hora celebrando y cantando canciones.
Al acabar la misa y volver a casa, nos reencontramos con el grupo de voluntarios de Haití, que ya habían llegado para cenar y pasar la noche con nosotros. Sergio nos sorprende con una tarta de queso y mango para cenar, por el santo de nuestras compañeras de misiones.
Por último, damos una vuelta por la feria de las fiestas patronales, aunque estamos muy cansados y volvemos pronto a casa.