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SORBETE DE BANANO Y PAPAYA

26 de julio de 2019

26 de julio. Santa Ana. El padre Jacinto en la misa de 7 ha felicitado a Ana Rosa delante de toda la comunidad. A Daniel le ha tocado leer la lectura del Éxodo, los Diez Mandamientos. Le viene que ni pintado al letrado hablar de leyes. Le ha hecho gracia e ilusión. En general estamos muy bien. Martina, que se sienta presidiendo la mesa, no se le escapa una. Sabe lo que cae en cada plato y si hemos comido menos de lo que ella estima adecuado, ya está encima tuyo para que te alimentes bien. Hay algunos que han estado malos de la tripa. Ya mejor. Y hace poquito hemos tenido tres ojos averiados. Pero no hay problema. Julia, nuestra escanciadora de suero, ha estado cuidándonos.

Las Clases

Avanza el curso, y parece mentira pero tras el día de hoy ya solo queda una semana. Se nota el paso del tiempo y pesa el cansancio. Cada día es diferente al anterior pese a la rutina. Y cada día es una prueba. Cada uno de nosotros tiene su prueba particular. Para unos son las picaduras de los mosquitos, para otros son el cansancio que se arrastra de combinar clases y trabajos en mejorar tanto el colegio como el instituto; y para otros, los propios niños. Te ponen a prueba, estiran el hilo a ver hasta dónde pueden contigo. Nosotros sembramos, como en la parábola, y pese a los tira y afloja, el saldo nos parece positivo.

La Liga

Como ayer echamos el día en Aconibe (o Akonibe) hoy hemos tenido doble sesión de fútbol. Dos partidos de cada liga, de la masculina y de la femenina. Y como colofón, partido entre profes y ayudantes contra los de 3º y 4º de ESBA. Cristóbal, uno de nuestros ayudantes y animadores con las clases y talleres, se ha ido hoy. Terminan sus vacaciones y regresa al trabajo. Éste ha sido el pretexto para organizar lo que aventurábamos iba a ser una paliza para nosotros. Afortunadamente, además de Cristobal, estaban Miguel, Apolonio y su hermano Hércules, buenísimos jugadores. 6-1 para los de ESBA. Hicimos lo que pudimos. Pero a los chicos, que no pararon de gritar y animar en todo momento, les sorprendió que pudiéramos los profes articular alguna jugada, un pase o el aplaudísimo regate que Ana Rosa le hizo a uno de los grandullones. La técnica de Julia ha sido muy elogiada también. La efusión de Enci ha hecho que algún balón haya ido fuera de las tapias del cole. La pobre Andrea ha salvado la portería más de una vez bloqueando con su cabeza, sin proponérselo. A Daniel le han colado alguna entre las piernas, que esos goles son de los que más duelen. En fin, pues después de esta lamentable descripción que os hemos hecho, resulta que para los chavales lo hemos hecho de lujo. ¡Evitamos la sangría! Y con el gol de la honra, que por cierto fue muy ovacionado. Lucía, Almudena y Magdalena casi acaban sepultadas por niños abrazándolas. Markus, de 2º de ESBA, ha arbitrado el encuentro.

Ha costado recoger a los chiquillos; parece que no quieren irse a pasar el fin de semana a casa. Para algunos niños, sobre todo los más pequeños, la triste realidad es que este colegio es el único sitio seguro y feliz que conocen. Algunos niños viven con sus familias extensas. Bien porque la desgracia de cebó en sus casas, bien porque sus padres viven lejos, en Bata principalmente. En sus casas tienen que trabajar, y mucho. No siempre hay un desayuno que echarse a la boca. Carmen Sallés es un remanso de paz para sus vidas. Explicado así, normal que no quieran marcharse. También ha venido Alidú, el herrero. Tras el regateo de turno, ha cobrado por el arreglo de las porterías.

El Instituto

Después de comer hoy un poco antes, hemos ido al instituto a continuar pintando las líneas del campo de fútbol. Perímetro terminado. Ha costado. El sol de la estación fría aprieta muchísimo y la tarea es laboriosa. Medir, marcar con tiza, poner la cinta de carrocero en los bordes, pintar.

Nuestras amigas Capuchinas

Al lado del instituto está la casa de las Terciarias Capuchinas. Hoy nos han invitado a enseñarnos su hogar y la misión que desempeñan aquí. Las hermanas Tomasa, de Terrinches (Toledo) y Luci, de Colombia, han sido nuestras guías. Tras visitar la capilla, en donde tienen una imagen de la Sagrada Familia traída desde España, nos han enseñado el CILA, el Centro Infantil Luis Amigó. Allí tienen a niños de 2 a 5 años durante el curso, más de 200, a los que dan también de comer. En la parte de atrás de la parcela hemos visto cómo nacen las piñas, del suelo. Tienen árboles que dan un fruto que llaman carambolos, árboles del café, cocoteros, y los frutos de los que se saca el aceite de palma. Nos han enseñado el dispensario que llevan, donde dos ATS y un médico pasan consulta. Tratan principalmente de paludismo; también hacen seguimiento de infectados de SIDA, que llega a ser alarmante el porcentaje de afectados en el país. El gobierno les paga la medicina y la leche a todos los que padecen esta enfermedad. También pasan consulta madres embarazadas, como remedio para paliar la mortandad de madres al dar a luz. De hecho la hermana Tomasa nos ha contado que alguna mujer ha parido allí mismo.

Tras la visita, las hermanas nos han ofrecido una merienda que ha acabado siendo merienda-cena. Además de tortilla de patata y un bizcocho delicioso, nos han ofrecido zumos de varias frutas. Y el plato estrella: sorbete de banano y papaya. Era una fuente grandísima, pero nos la hemos zampado gustosísimos. Lucía decía que le recordaba a los purés de fruta que su padre le preparaba cuando era pequeña.

Al volver a casa, y tras nuestro momento de oración, con el estómago lleno de delicioso sorbete nos pusimos otra sesión de cine.

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