¡Un día nuevo amanece! Comenzamos, como siempre, con la eucaristía. Al ser miércoles, se encarga de los cantos el coro de fang, que es el principal dialecto que se habla en Guinea. Nos da para entender «aleluya» y para de contar.
La mañana se desarrolla con normalidad, pero hoy introducimos la novedad de la Liga Sallés. Durante el recreo, equipos de chicos y chicas de cada curso irán compitiendo entre sí en partidos de fútbol de 10 minutos.
Los dos primeros partidos han sido chicos de 2° contra chicos de 3° y chicas de 5° contra chicas de 6°. El público, super entregado; pero lo que ha sido alucinante es cuando el árbitro Francisco ha pitado un penalti.
¡¡¡¡¡Estampidaaaaa!!!!!! Todos los espectadores corren hacia la portería gritando «PE-NAL-TI, PE-NAL-TI». Indescriptible. Esto es para verlo.
Después de la siesta, nos fuimos con el P. Jacinto a Asogabo, el poblado más alejado de los cinco que forman la parroquia. Al llegar a la iglesia del poblado, nos encontramos que no había ningún niño, porque a los catequistas se les había olvidado avisar que íbamos a ir. ¿Solución? ¡Campana y se acabó! Poco a poco, han ido llegando niños de todas las edades y, con un buen grupo, dentro de la iglesia, hemos aprendido canciones y hecho las «tareas» de colorear y de cálculo.
Después, los niños han salido para los juegos mientras un grupo de madres del coro de español se han quedado para aprender alguna canción más. Con esto, y la bendición del P. Jacinto a cada niño, nos han dado las 6 pasadas, que es cuando anochece aquí. Hoy, encima, ha habido una tormenta monumental, así que el camino de regreso ha sido tirando a acongojante, porque entre el aguacero que caía y la niebla que subía del asfalto en plan película de miedo, no se veían tres en un burro. Menos mal que San Rafael, San Cristóbal y el Santo Ángel de la Guarda se han portado como unos campeones y hemos llegado a casa sanos y salvos.
Ya os dijimos en otra entrada del blog que habíamos traído el cambio climático, porque, en esta época, es muy raro que llueva. La verdad es que una de las cosas que nos ha sorprendido aquí es el clima. Quien asocie África con calor, no conoce Evinayong. Señoras y señores, ¡algunos días hemos dormido con manta! Vamos, eso, ni en Burgos.
Al regresar a casa, y después de la oración, en la que hemos tenido especialmente presentes a nuestras familias, la Presi nos ha preparado sus famosas croquetas para cenar. ¡Ole y ole!
Hoy todos nos sentimos especialmente cansados. La ciudad se ha quedado sin electricidad por la tormenta y nosotros estamos por el estilo. Ahora confiemos que las bandas sonoras nocturnas nos dejen descansar. Porque, cuando no son los gallos, que hacen turno de noche intensivo, son los perros. Aquí en casa nos han dicho que hay dos, aunque aún no los hemos visto, pero sabemos que existen por las cacas (¡va por ti, Lucía!) y por las peleas en las que se enzarzan cada noche. Sin hablar de todos los coros parroquiales, que cantan de maravilla… pero muy temprano.
Toca descansar. Mañana nos traerá más sorpresas, seguro.