Hoy, 9 de Julio, es el primer día de clase. La oración de hoy la dedicamos en especial a la Tierra, tema en el que enfocaremos los talleres de los niños para poder aplicar los principios de la encíclica del papa Francisco Laudato Si. Tras la oración y el desayuno, nos dirigimos hacia el colegio, donde se asignan los grupos a los profesores y comienza la jornada.
Después del receso llegan los talleres, y cada curso se dirige al suyo: manualidades, deporte, baile o higiene bucodental.
La comida termina con dulces mangos, cocos y piña de postre, reponiendo energías para nuestra próxima visita: el Batey La Plaza. Los bateyes son poblados para los trabajadores que se dedican a la recogida de caña de azúcar.
Nos dirigimos al Batey en la pick-up, y para gran sorpresa nuestra, en la escuela no nos espera ningún niño. Visitamos algún hogar para avisar que habíamos llegado y que se corriera la voz, y acto seguido nos vamos al Batey USE, que está aproximadamente a 3 kilómetros del de La Plaza, para recoger a los niños. ¡Íbamos 22 personas en la parte trasera de la pick-up!
Llegamos al Batey y nos organizamos por cursos. Terminamos las clases justo cuando empieza a llover, que resultó en una vuelta en la parte trasera de la pick-up pasada por agua. Aplicando el refrán «al mal tiempo buena cara», cantamos canciones como «No importa que llueva» de Efecto Pasillo o canciones de campamento.
A la llegadas, caladas hasta los huesos, aprovechamos para limpiar de barro la pick-up con la manguera. Entre risas, los que estaban secos terminaron como si hubieran estado detrás de la pick-up.
A la luz de la vela de citronela para evitar a los mosquitos, nos despedimos del día entre risas y anécdotas, contentos con la labor realizada y con ganas para los próximos días.