Once años después del último proyecto misionero, los voluntarios de Siempre Adelante regresamos a Morichalito. Tras la previa de las maletas la tarde anterior, en la que, milagrosamente, mesas llenas de medicinas y materiales varios cupieron en nuestras ocho maletas, nos dirigimos al aeropuerto 5 horas antes de que salga nuestro vuelo. ¡Gracias, Estelar! (Ironía…) En el camino, nos llevamos la primera sorpresa del día: una caída masiva de Microsoft a nivel mundial está afectando a numerosas empresas, entre ellas Aena, lo cual puede afectar los vuelos de hoy. ¡También es puntería!Una vez en la terminal, cola kilométrica para hacer el check-in, pero todo llega en esta vida, incluido nuestro turno de facturar las maletas. Aunque teníamos nuestras dudas con el peso, ésa debía ser la menor preocupación de las compañías hoy, así que pasan sin problema. Y lo mismo sucede con la salida de nuestro avión, que sólo tiene unos minutos de retraso. Microsoft 0 – Divina Providencia 1.
Nueve horitas de vuelo y ponemos, por fin, pie en Venezuela. Teníamos un poquito bastante de preocupación porque habíamos escuchado que en ocasiones ponían dificultades a la hora de pasar la aduana y nosotros íbamos más cargados que las carrozas de los Reyes Magos. Pero… ¿qué creéis? ¡Aduana 0 – Divina Providencia 4! Hasta nos dieron las gracias por la labor que realizamos como voluntarios.
En cuanto salimos a la sala de llegadas nos recibieron M. Yajaira, M. Adriana, M. Auxi y Margarita, quien colabora en el colegio de Terrazas. Tras la alegría del encuentro, nos repartimos en los dos coches y ponemos rumbo a la comunidad de Montalbán, donde nos están esperando M. Elisnet y M. Ana. Durante el camino, podemos disfrutar las vistas nocturnas de la capital, muy peculiares, porque son colinas llenas de lucecitas, realmente como un belén gigante.
En la casa, cena rápida y a organizar de nuevo las maletas en el único coche en el que vamos a viajar mañana, con preparación de toldo incluida.
Antes de acostarnos, no podemos menos que dar gracias a Dios por haber tenido un viaje providencial. Hemos tenido muy presente, como protectora, a Raquel García, quien fuera vicepresidenta de la ONG y voluntaria durante muchos años en este proyecto de Morichalito. Sabemos que ella, desde el cielo, nos va a cuidar, de manera especial, en este mes misionero.
