¡Segundo fin de semana en esta preciosa tierra! Nuestros planes para hoy: visitar Mongomo, un pueblecito que está a una hora y media de Evinayong. Nuestro chófer, Florencio, vino a casa mientras desayunábamos para comunicarnos que su abuela había fallecido y no iba a poder llevarnos.
¿Qué surge un problema? ¡Pues buscamos una solución!: ¡Cambio de planes! Decidimos visitar la ciudad de Oyala, plan que estaba previsto para el próximo fin de semana. Nos ponemos en camino pero antes… parada en casa de mamá María. Le teníamos que dejar un poco de leña. Esta parada hizo que todavía fuese más chocante lo que íbamos a ver a continuación. Ya os hemos hablado antes de mamá María, os dejamos unas fotos de cuando entramos a visitarla para que observéis las condiciones tan pobres en las que vive sola.
Tras la visita, nos volvemos a poner en camino dirección Oyala, rebautizada desde 2017 como Ciudad de la Paz y también conocida como Djibloho. Esta ciudad ha sido diseñada para ser la futura capital administrativa del país, en lugar de la actual Malabo. En ella, puedes encontrar grandes construcciones y avenidas no demasiado pobladas. Lo más llamativo es el hotel de esta ciudad fantasma que nos dejó a todos boquiabiertos: el Gran Hotel Djibloho, el cual pudimos visitar gracias a nuestro guía Remigio, que nos acompañó para conocer algunas de las habitaciones y salas del hotel. ¡Menudas instalaciones! Salas de masaje, spa, campo de golf…
Remigio nos contó algunas curiosidades como que trabajan 300 personas y se hospedan unas 50 el finde que más, dispone de 452 habitaciones, 50 villas… todo tipo de lujos que ni en el súper hotel que pasamos la noche que perdimos el vuelo!
Pudimos comer pizza, spaguettis… ¡qué bueno todo! Y así también les dimos un respiro a nuestras cocineras, Martina y Patricia. En este complejo, también hay unos chimpancés que queríamos visitar pero que no pudimos a causa de la lluvia. Tenemos pendiente volver antes de irnos para verlos.
El camino de vuelta a casa tampoco nos dejó indiferentes, y es que alucinad con lo que puedes encontrarte por la autovía en este país: un coche en dirección prohibida (eso si, va por el arcén y con los intermitentes dados), un coche haciendo un cambio de sentido por encima de la mediana, y hasta un coche tirando de otro con una cuerda! ¡Alucinante! Todo eso en un trayecto de una media hora.
Ya en casa, la lluvia nos ha dado una tregua y hemos aprovechado para comenzar a pintar el patio de la escuela, los neumáticos que ya estaban desgastados y diferentes juegos.
Tras la oración y cena compartida, Alberto el seminarista nos ha llevado a conocer el ambiente nocturno de la ciudad. ¡Y por fin encontramos la tan esperada 33! Aunque no teníamos muchas ganas de ir ya que estábamos muy cansados de la tarde de trabajo, tenemos que reconocer que disfrutamos muchísimo de este paseo.