El día amanecía más temprano de lo normal para los más madrugadores, y es que, aprovechando que Sœur Rosy se iba de vacaciones, algunas valientes aprovecharon para ayudar con la masa de los famosos buñuelos de Sœur Gertrude. Como cada mañana acudíamos a la misa diaria, hoy en casa.
Después cogíamos fuerzas con un gran desayuno y nos preparábamos para ir a clase.
Hoy los niños estaban algo más inquietos de lo normal, si no que se lo digan a Fernando.
En la clase del grupo D se incorporaba un nuevo alumno en forma de lagartija.
A la hora de la comida Aida nos contaba sus ya habituales anécdotas con los de infantil, y los demás nuestras respectivas vivencias de la mañana. Algunas de las novicias, habían estado por la mañana en clase de Español con Sara y Enci y también nos mostraron sus progresos.
Por la tarde, organizamos las actividades y los materiales que iremos haciendo con los niños del orfanato durante los martes y miércoles que restan de esta aventura. También hicimos una lluvia de ideas para comenzar a preparar el lidup final.
Llegaba la hora de las vísperas y el rosario, y después la cena.
Después de 3 días se hacía esperar la vuelta al parchís, que no decepcionó, pero de la que es preferible no hablar…(5-1!) Solo recordar que aún queda mucho y que la esperanza es lo último que se pierde.