Hoy era el gran día, por la mañana tuvieron lugar los exámenes de recuperación para los alumnos de Carmen Sallés. Hoy la entrada al colegio la hacían todos con su cuaderno para repasar, raro era encontrarse con un alumno que no estuviese temblando de nervios. Los profesores también estábamos nerviosos por ellos. Después del primer examen algunos terminaban, otros seguían y pedían otro, así hasta completar todos. Una vez acabados los exámenes, íbamos siendo conscientes de que esto se acaba, pero no podemos estar tristes por el final del proyecto, todo lo contrario, debemos ser felices y dar gracias a Dios por todo lo que ha sucedido aquí en Evinayong.
Por la tarde, hemos aprovechado para corregir exámenes, disfrutar con los niños, dar nuestros últimos paseos por estas peculiares calles y también para despedirnos de las personas que solíamos visitar, alguno hoy no nos pedía comida, sino oraciones, y eso que no les quepa duda, lo haremos siempre. Sin duda la dureza de la vida de los mayores, es de las cosas que más nos remueve por dentro. También nos hemos despedido de muchos alumnos que nos han venido a buscar a casa. La historia de cada uno de ellos es completamente diferente, la mayoría son duras, muy duras, impensables para gente tan joven… Lo más íntimo de una persona, es su historia, y nos la cuentan, y eso para nosotros es como un tesoro que guardamos en lo más profundo de nuestro corazón.
Finalmente, cómo cada día, finalizamos el día con el que da sentido a nuestra vida. Además, hoy por ser la ultima jornada completa aquí, hemos hemos compartido una pequeña reflexión entre todos de lo que ha sido para nosotros este mes. Prácticamente todos coincidimos en lo mismo, ha sido un mes duro y difícil, pero como ya advertíamos al principio del camino en aquella noche inaugural en el aeropuerto de Malabo: «valdrá la pena» y tanto que si ha valido la pena. No podemos estar más contentos de la decisión que tomamos hace unos meses de venir aquí. Cada minuto que hemos pasado aquí ha cobrado sentido.
Desde luego que recordaremos siempre Evinayong con una gran sonrisa en la cara, porque aquí es donde se ve que hace falta muy poco para conseguir ser feliz. También hemos de agradecer el majestuoso trabajo que han hecho H. Wivine y H. Rasel, el impedimento del idioma no les ha bloqueado mostrarse como son! Alegría y risas siempre, ¡Así da gusto! También nos acordamos especialmente de Madre María Jesús, que solo nos ha podido acompañar unos pocos días, pero que sin duda fue fundamental para ayudarnos a entender todo mucho más rápido.
¡Mañana disfrutaremos nuestras últimas horas aquí!