Comienza el día y vamos a misa, parece que todos los días pasa lo mismo, pero no es así, cada mañana Dios nos trae una sorpresa nueva.
Estos últimos días, está vieniendo a misa una alumna, Cándida, y se sienta con nosotros, porque se encuentra como en casa, está feliz y quiere pasar tiempo con nosotros. La misa acaba a las 7:30, y Cándida ya se queda en el patio, junto a los más madrugadores, esperando a que salgamos. En esa espera paciente, hasta el comienzo de las clases, en la predisposición de ayudar, de compartir su tiempo, de simplemente estar ahí, para lo que haga falta… Creemos que Jesús nos pone a esta niña como ejemplo de su amistad, Él nos espera siempre y está encantado de estar con nosotros.
Hoy, quizá por ser viernes, los alumnos estaban un poco alterados, y ha habido que llamarles la atención, corrigiendo siempre desde el cariño, porque como decía la Hermana María Jesús, en Carmen se imparte una educación en valores. A un alumno de Carmen le debes identificar por sus valores, por su comportamiento, por su saber estar, más allá de sus conocimientos de lengua o matemáticas.
Los viernes después de las clases, vamos al instituto a hacer deporte, o simplemente a animar a los que juegan. Es un momento de unión entre los voluntarios y los alumnos. Después de una dura semana repasando, tenemos nuestro momento de ocio, de pasarlo bien todos juntos, y es en esos momentos donde los lazos interpersonales se estrechan mucho más. Ha sido en ese rato de diversión donde a algunas voluntarias nos han trenzado, mientras aprendíamos algunos pasos de baile. Que manera de bailar!!!
De forma paralela al deporte, algunos voluntarios se han quedado dando un pequeño refuerzo a alumnos y profesores, los exámenes son la semana que viene, y queremos que todos lo hagan fenomenal, pero depende de ellos, de su trabajo y esfuerzo.